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Y es que es una realidad que tanto en España como en la mayoría de países donde se mantiene una dieta occidental (“la mala”) si pensamos en un desayuno estándar de diario nos estamos imaginando un colacao y unas galletas o magdalena, o un café con tostada de pan de molde con mantequilla y mermelada, o si nos lo queremos “currar” más, le añadimos a lo anterior un zumo.

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